La de Fátima Frutos es una de las voces más estimulantes y sinceras de la lírica reciente. Hay en su obra un islote de poesía en estado puro, que acoge sin recato ni pudor las más descarnadas pulsiones y vivencias. Desamor, renuncia, entrega al otro y pasión sin medida se concitan en sus versos, que exhalan una sensualidad palpitante, arrebatada y, al mismo tiempo, doliente. Frutos tiene el don de la alta escritura, reservado a tan pocos -y dignos- elegidos.
JAVIER ORTEGA
Crítico literario y cinematográfico. Escritor. Abogado. Editor.
La poesía de Fátima Frutos es una de esas pocas que aún saben mantener en tensión el alma de este lector inoxidable, infatigable. Su palabra poética es para mí una forma de despertar, una forma de resurrección a la poesía femenina. Esa emoción sincera que despiertan sus versos y que conduce a la conmoción de aquél que se halla gozando una noche de ellos. Porque me gusta la poesía escrita por mujer valiente, porque sería capaz de amar a una mujer así, de entregarme a ella en la madrugada.
ALFREDO RODRÍGUEZ
Poeta.
Fátima evoca con su obra escenas de elegancia humana y de sentido. Sólo Fátima Frutos es capaz de convertir la Historia y sus protagonistas en una maravillosa y enriquecedora apuesta por la condición femenina. Cualquier persona con inquietudes humanas sinceras debiera conocer y profundizar en su figura.
ANTONIO BELTRÁN
Escritor. Abogado. Psicólogo.
Telaraña entrelazada con palabras misteriosas que no riman entre sí, pero ocultan las sombras de mujeres que fueron, o pudieron haber sido, lo que no les dejaron ser. Las filigranas del lenguaje han dibujado figuras desmenuzadas con antelación, por el análisis concienzudo de sus huellas en el paisaje hundido de la historia. Y, finalmente, tras haber descorrido una cortina tras otra, antes de cerrar las páginas, el amor materno-filial advierte que no desaparecerá nunca, que será eterno. Encuentro con la certidumbre de saber que la madre nunca nos va a defraudar, ni siquiera cuando ya sea ausencia. Mensaje que no puede ser para nadie ajeno porque vive en nuestra propia experiencia de hijos que tuvieron madre. Fuimos nutridos por ella desde nuestro inicio y nos ha de acompañar por suerte y sin remedio en brillos de esperanza y consuelo hasta que no haya luz.
Comentario a “Salmos para Raúl” de Fátima Frutos.
BINGEN AMADOZ
Escritor y periodista.
Conozco a Fátima desde hace tiempo. A ella y a su obra. Inseparables la mujer, la poetisa. Tuve el privilegio de presentar su último libro, Epitafio para una odalisca, en el que nos canta la figura de varias mujeres, amantes de grandes hombres a lo largo de la Historia. Hannah Arendt, Jeanne Hébuterne, Mathilde Wesendonck, Alma Mahler, Dolores Armijo o Milena Jesenská. Mujeres fuertes, con personalidad, pasionales, libres, que vivieron su vida como quisieron. Que amaron sin miedos. Con intensidad. Pero que, a su vez, fueron esclavas de su propio amor. De su pasión. De su desgracia. El amor, el dolor, el desamor, la pasión, la muerte son temáticas constantes en la poesía de Fátima, como lo son en su vida, y los expresa de un modo directo, elegante, intenso, sensual, provocativo y desgarrado, pero, a la vez, intelectual y filosófico. Siempre a flor de piel. Con la verdad por delante. Sin miedos.
CARLOS BASSAS DEL REY
Escritor. Profesor universitario. Guionista. Director de Pamplona Negra. Doctor en Ciencias de la Información.
El poeta escribe y entiende un lenguaje sin sentido. El poeta crea el lenguaje, lo preña de sentido, lo inaugura. El lenguaje es él. En este caso, ella. Fátima Frutos se hace mujer y verso, se hace umbría y verso, se hace seducción y verso en este De carne y hambre. Se hace carne, hambre y verso y, al modo de Luis de Góngora, insinúa el gesto de ese demonio arisco que ríe entre negruras. Se atreve y nos atreve a caminar hacia los lugares elementales y ocultos. Así nos perturba. Así nos libera. Entorna la puerta de un albergue en donde cobija, esconde y muestra de forma simultánea las pasiones más heridas e hirientes, los sentimientos más ardientes y las pulsiones más turbulentas. Su atrevimiento es a la vez entrega y desgarro. Y fluye por la cadencia de sus poemas esa paradoja de lo que es arcano y moderno al mismo tiempo, eso que no tiene nombre, pero que nos despierta a la disposición para el asombro, a la expectativa de que algo está a punto de suceder. Algo que quisiéramos que sucediera, que nos sucediera, alguna vez. O poeta e un fingidor, dejó dicho Pessoa. Yo no leo ni veo fingimiento en estas carnes y estas sangres, sino erotismo alto y vibrante, desenvoltura y procacidad, toda la irreverencia y la sabiduría indispensables para enunciar que en esta aventura o este desafío no está en juego la vida sino el mundo. Leo y releo los frutos de Frutos al modo un Adán analfabeto y desnudo bajo el árbol del paraíso y, siempre, esos acentos me hacen evocar las palabras del gran poeta búlgaro Pein Yávorov: as ne zivehia, as goriá. (yo no vivo, yo ardo). Cuidado con estos versos, te pueden abrasar.
Comentario al libro “De carne y hambre”.
JUAN RAMÓN CORPAS MAULEÓN
Médico, poeta y escritor. Exconsejero de Cultura del Gobierno de Navarra.
La poesía de Fátima Frutos nace de dos manantiales primordiales: por un lado, del amor; por otro, de un compromiso fortalecido en el feminismo y profundamente arraigado también en su actividad profesional. Pero a ambos los somete a una misma exigencia estética. Ni los valores del compromiso ni las emociones amorosas justifican ningún descuido estilístico. Consciente de que cualquier buena intención se vuelve endeble y se derrumba si no cuenta con sólidos sillares de palabras. Fátima Frutos busca con afán en todos sus libros la palabra precisa y necesaria.
EUGENIO FUENTES
Escritor. Filólogo. Profesor.
Bien está, es elegante y delicado, reconocer la maestría de quienes nos han influido, y esto hace Fátima Frutos. Pero ella, a estas alturas, camina sola y quiero decir algo para contradecirla: tampoco alguna de las guías que ha escogido me parecen las mejores. Y la prueba de ello es que las ha superado ya. Pero me basta con que a ella le hayan servido. A partir de ahora, Fátima Frutos, poeta, vete abandonándolos a todos, como amores inservibles.
ÁNGEL GARCÍA RONDA
Poeta, profesor y escritor. Exdiputado de las Cortes Generales.
La Poesía de Fátima Frutos no es nada ingenua, aunque sí bien intencionada, salobre a veces, salaz las más, nada retórica, clásica en sus citas y ornamentada de una onomástica tal vez excesiva, pero que da cobijo a su compromiso con la vida. Y todo ello bajo el concurso de un léxico ad hoc. En sus poemas-volcán emanan no sólo la rebelión contra tanta infamia cometida, también la amarga voz de quien grita para que se le oiga y se le entienda. Fátima Frutos se sitúa en el ámbito de la Poesía de hoy con voz propia: pletórica de fuerza y garra, cintura y mensaje.
GAUDENCIO REMÓN
Poeta. Filólogo. Exconcejal de Cultura en el Ayuntamiento de Pamplona.
Fátima Frutos es una mujer que escribe cartas asumiendo la perspectiva de personajes históricos femeninos. Una mujer que reflexiona sobre la existencia: la vida, la muerte, los límites de la escritura. Una mujer que se sumerge en el amor y en el erotismo con valentía y delicadeza a la vez. Una mujer que no desdeña la ciencia como material inspirador de algunos poemas.
MANUEL RICO
Poeta, escritor y crítico literario. Presidente de ACE, Asociación Colegial de Escritores de España.
La poesía de Fátima Frutos podría resumirse en el título que utilizó para uno de sus artículos: “La rebeldía en verso: poesía erótica femenina”; porque, practicante de la misma –y de más–, ha construido hermosos versos rebeldes que sitúan a la mujer en el centro del mundo (y a su cabeza).
JAVIER MINA
Escritor. Pintor. Guionista. Periodista.
Fátima es poeta, y eso, en el tiempo actual, ya es en sí un acto de valor y demostración de pasión por la palabra. Un camino vital de exigencia, resistencia y disfrute. Y también de arranque, como su vida misma. De escritura precedida e intercalada por lectura. De versos como colofones de trabajo e inspiración. Y de inquietud social.
JESÚS BARKOS
Periodista y escritor.
De carne y hambre, Andrómeda encadenada y Epitafio para una odalisca son los tres libros, breves y muy intensos, de poemas de Fátima Frutos publicados hasta el momento. Al leerlos con detenimiento he pensado una vez más en Michel de Montaigne cuando se refería con admiración a la poesía, amándola infinitamente, con el conocimiento de las obras de los demás. En estos tres poemarios comparto con el maestro de los Ensayos mi respeto y admiración hacia esta capacidad inalcanzable de los poetas.
Fátima conoce el mundo clásico. Tiene un gran dominio de la palabra precisa y retorna al pasado con una mirada de mujer, propia y perfilada, hacia espacios habitados y temporales muy concretos. Su mirada es apasionada y profunda, parte de una rebeldía de hondas raíces, muestra su sentido de justicia social, que resulta válido para cualquier lugar de este mundo tan desgarrado, y tiene un amplio vuelo intelectual. En una parte significativa de sus poemas rescata e ilumina a seres humanos injustamente olvidados con el paso del tiempo. Los valores que nos transmiten esas personas, con su fértil legado, son esenciales en su obra. Ese retorno frecuente hacia el pasado se combina con una actitud firme y comprometida en su entorno social.
Finalizo estas palabras con una referencia más concreta a su perspectiva amplia e inquieta en “La catedral”, un poema reciente, donde Fátima despliega todo su dominio del espacio poético. Desde los primeros versos destaca el lenguaje sugerente, matizado y preciso en su arquitectura: La propia oscuridad delata las dos torres, / intuidas desde unos pies desvelados. / Caricias como cúpulas ascienden, / hasta el cuello envanecido de cruceros anhelantes.
JOAN CARLES FOGO VILA
Arquitecto y escritor. Biógrafo de Rafael Alberti.
En toda mi trayectoria literaria, que es amplia en el tiempo, ha sido la persona que con más sinceridad ha tratado de ayudarme. Y lo ha hecho como siempre en ella, con vitalidad, con energía, con amabilidad y con proximidad; como si toda la vida hubiera estado a mi lado.
JOSÉ LUIS RODRÍGUEZ
Médico y escritor.
La poesía de Fátima Frutos es un chorro de poderío femenino. Es una obra plagada de imágenes arrancadas al dolor y a la palabra invisible de grandes creadoras que la precedieron.
JULIA MONTEJO
Periodista, escritora, guionista y profesora universitaria.
La voz desgarrada, profunda, cargada de sentimientos, de historia interpretada, de tantas y tantas mujeres que vivieron y quedaron en el abismo de la invisibilidad, es lo que me acerca la poesía de Fátima Frutos.
Romper las cadenas, los moldes, “ser insoportablemente quien se es” y transmitirlo con la belleza y el embaucador encanto solo lo puede lograr mi amiga “la Frutos”.
FRANCISCO LÓPEZ Y SEGARRA
Sociólogo.
La obra poética de Fátima Frutos nos recuerda que la poesía es tanto la culminación como el precursor de toda literatura, que ante todo es para declamarse y deleitarse con la sonoridad de las palabras y las emociones que éstas evocan. Además, esta poesía nos abre la puerta a esa mitad de la humanidad, que siempre ha estado, pero hasta hace muy poco tiempo carecía de voz: las féminas. Por tanto, entre otras cosas, su poesía versa sobre mujeres – reales o míticas – que han contribuido tanto, pero sin reconocimiento. Otro componente importante de su obra es la poesía erótica, un reflejo de la vida misma como fruto del amor, y a la figura de la mujer como dadora de vida. Como traductor literario que soy, me ha llamado la atención como la poesía de Fátima Frutos se distingue de la aplastante mayoría por prestarse a la tarea endiabladamente difícil de la traducción, precisamente por su sonoridad, originalidad y capacidad para despertar emociones. Como corresponsal que también soy, he leído con interés las columnas redactadas por Fátima Frutos con su habitual dominio soberbio de la palabra, como su fuerte compromiso personal y social. Es más, en mi trabajo profesional estoy endeudado con ella por dos cosas, entre otras: llamarme la atención sobre los abusos machistas en Sanfermines, antes de que otros medios internacionales hicieran eco del tema; y concederme una entrevista, cuando colaboraba con Reuters, que fue todo un éxito a nivel mundial. Finalmente, como persona, diré que destaca por su sinceridad y generosidad, y sobre todo, su perseverancia frente a todo tipo de adversidades.
Fátima Frutos’s oeuvre remind us that poetry is both the ápex and forerunner of all literatura, that it is above all for declaiming and delighting in the very sound of the words that trip off the tongue and the deep emotions they evoke. Fuerhermore, her poetry opens the door to that half of humanity which has always been there but until very recently simply had no voice: women. Thus do many of her poems deal, amongst other things, with women – both real and mythical — who have been unsung heroines throughout history. Another vital component of her work is erotic poetry, a reflection of life itself which derives from love, and of women as givers of life. As a literary translator, I have been struck by how Fátima Frutos’s poems differ from the vast majority because they lend themselves to that most trying of tasks, which is translation, for their very musicality, originality and ability to awaken feelings deep inside. What’s more, I am indebted to Fátima Frutos in my profesional work as a correspondent for two reasons, amongst many others: for drawing my attention to gender violence during the San Fermín festival, long before other international media latched on to the problem; and for granting me an interview which had a resounding success worldwide. Last but by no means, least, on a personal level I would say Fátima Frutos stands out for her sincerity and generosity, but above all for her great strength in the face of adversity.
MARTIN ROBERTS
Corresponsal y traductor.
Fátima Frutos es mujer y poeta, una venturosa condición gracias a la cual se asoma al mundo. Y aquí combate. La vida y obra de Frutos no se conciben sin ese talante luchador de hierro, que se expresa por igual en el latido cotidiano y la palabra, en la inspiración íntima. Mujer de fina sensibilidad y hondas inquietudes humanas, aún cree en la belleza del cosmos y en aquella que debería anidar en nuestros corazones.
MIGUEL DALMAU
Escritor. Biógrafo de Jaime Gil de Biedma, Cortázar y los Goytisolo.
Desde el principio comprobé que Fátima Frutos tiene la energía arrolladora de un carro de combate y la pasión de una fuerza de la naturaleza. Luego he visto que como escritora es igual de potente, no me sorprende que en uno de sus poemas tome como protagonista al más grande, a Alejandro Magno llegando al confín del mundo entonces conocido (Al cruzar el Hidaspes Alejandro presiente su muerte) en versos de arte mayor. Gran poeta en todos los sentidos.
MIGUEL IZU
Escritor. Jurista. Vocal de Tribunal Administrativo de Navarra. Exparlamentario foral y exconcejal del Ayuntamiento de Pamplona/Iruñea. Profesor universitario. Licenciado en Ciencias Políticas. Doctor en Derecho.
– ¿Escribir es inventar realidad, Fátima? – Sí. Escribir es sanar realidades. – Entonces ¿qué es la inmortalidad? ¿El instante del canto de un pájaro/vogel prestado que espera la primavera del alma o un adelanto del incierto silencio de la muerte? ― Ambos instantes. ¿(No) sirve de algo (nada) precipitarse al infinito? Sirve la pregunta que nos seda. Sirven las preguntas que generan esa paz parecida a la inquietud exquisita de los ángeles. En esas benditas regiones del sosiego encontrarás el amor que se te niega, la enfermedad que cura. Tú eres meine Gefährtin im Tode, como lo fuiste en la escritura. Tú, la que cree en la memoria intangible de la Palabra.
SANTIAGO AGUADED
Poeta.
Los poetas son esos seres que saben dónde les duele, decía Pedro Salinas. Y no es fácil. Porque, aunque estamos hechos de dolor hay días que no lo encontramos, que lo escondemos, que no nos gusta saber que está ahí. Pero sigue ahí. Fátima lo sabe, lo siente; es dolor. Y no es fácil. Ella escribe al amor, a la sensualidad, a la mujer; a todas esas cosas que lleva como recuerdos, lejos, pero presentes. Pero de vez en cuando salen al sol, en un verso perdido; amo esos versos perdidos en los que veo su dolor, porque tienen luz, porque tienen paz. Y no es fácil.
JOSÉ CABEZA
Guionista. Profesor universitario.